Experto
sacador de tajadas personales
y
profesional en eso de manejar la impunidad de los poderosos.
Verticalista,
autoritario y corrupto. Recibió las riendas de la institución (entre miradas
cómplices) de las propias manos de la peor dictadura que sufrió la historia
argentina. Y mantuvo esas riendas hasta el mismo día de su muerte, 35 años
después. Si buscamos en el diccionario una definición de dictador, muy
probablemente alguna se adapte de manera muy cercana a estas descripciones.
Pasaron
los militares, pasó el gobierno de retorno democrático, sus crisis y sus
vaivenes, pasaron los siniestros años de menemismo, donde la “empresita” de
nuestro personaje se potenció a escalas inimaginables, pasó la ineptitud y la
desorganización delaruística. Pasó el monopolio de los medios vinculados al
fútbol, y hasta los K, que se le quisieron plantar en un efímero momento, hasta
que apareció una charlita de café, y la rivalidad terminó en un convenio de
“fútbol para todos” jugando para la misma vereda. Pasaron muchos vientos, y el
tipo se mantuvo firme en su puestito, que por supuesto desarrolló también a
nivel mundial, llegando a ser vicepresidente de una millonaria asociación
internacional, llena de turbiedades, of course.
Es
evidente que astucia no le faltaba, y habilidad para los negociados tampoco.
35
años no son poco, es mucha gente la que vio caer a sus pies, son muchas las
irregularidades, los clubes quebrados, la violencia, los muertos, son muchos
los piolines que manejó para consolidar semejante estructura llena de obsecuentes
que lo rodeó hasta el último día.
Pero
un día también le tocó a él,
y
cuando se muere un hijo de puta
que
difícil es describir las sensaciones que nos deja, sin decir barbaridades que
se peleen con el buen gusto...
Y
bue, chau… no te vamos a extrañar ;)
FAB / 30.julio.2014