Al salir de casa, el portero me
pregunta si esta noche me toca “trabajar” y me dedica una sonrisa cómplice, asiento
con la cabeza, y mientras subo al auto disfruto de solo tener que llevar una
laptop y un pequeño controlador o a veces solo un pen-drive, fueron muchos años
de guitarrista cargando equipos, instrumentos y montañas de cables.
Ser Dj además de cambiarme
algunas concepciones sobre la música, me regala una extraña relación entre
horarios y actividades… ordené la heladera a las dos de la mañana, mientras
buscaba dos pomelos para exprimir, los cítricos son recomendables para las
noches largas.
Y fue larga la noche de viernes,
e intensa, con una pista en movimiento desde antes que yo empezara y eso
facilita mucho las cosas. Buen audio en el lugar, me sentí cómodo en la cabina,
la gente bailó. Yo también.
Llego a casa con el sol
bastante arriba. Tengo que trabajar de analista de sistemas dentro de un par de
horas, tirarme a dormir me tienta pero ahora estoy desvelado, seguiré de largo
y dormiré a la tarde. La oficina solo será hasta mediodía.
Cuando voy a escuchar música
solo como espectador, me suelen atravesar varios viajes internos, el día, la
música, la filosofía, la gente, los deseos, el tren, la comida, la vida, los
afectos.
Cuando voy a poner música, no
hay mucho margen para pensar mas allá de ella, y todas las demás cosas empiezan
a aparecer después.
El silencio y el desayuno con
medialunas apuntalaron mis ganas de escribir.