Me encantaría que mi muro solo se trate de música, y chistes, de arte y emociones placenteras, tal vez con algunas frikeadas filosóficas de cuando salgo de alguna clase que me atraviesa. O algún gaste irónico cuando gana Boca o pierde River. Básicamente ese es el mundo feisbukero personal que eligiría tener. Pero mi muro/mundo personal además habita un mundo colectivo, allí es donde el alrededor mete la cola, y a veces tengo ganas de decir cosas fuera de la fábula de colores brillantes.
Muchas veces me pregunté, cómo la generación de mis viejos se habían bancado vivir tantos años en dictadura, conviviendo a diario con cosas muy terribles, como por ejemplo, la desaparición de personas.
La respuesta –al menos en la superficie-, surge rápidamente: porque fueron educados para poner la otra mejilla, para mirar para otro lado. Porque el miedo paraliza, y vivieron casi siempre bajo el azote del miedo. Así funcionó Argentina la mayor parte del siglo XX. Las razones y las herramientas de esta doctrina de la desidia -más adentro de la superficie- serían muy largas de debatir hoy, y lo dejaremos para otro batiencuentro.
Todo este aburrido preámbulo fue para decir, que ya entrado el siglo XXI, necesitamos entender que la desidia y la pasividad no son un buen plan, y es importante estar atentos…. porque si no, te garchan, y te garchan de la peor manera, dolorosa y tristemente. Para después tirarte a una zanja.
Pues entonces no mires para otro lado, no creas que pedir por Santiago es ser K, o es hacer política electoral, o defender la corrupción, o alimentar vagos. Ese es el versito que los medios están queriendo vender. Tus asuntos políticos, resolvelos en el cuarto oscuro, y vota por quien quieras, eso dependerá de tu conciencia personal.
Pero pedir por Santiago es profundamente otra cosa.