miércoles, 30 de agosto de 2017

¿Donde está Santiago Maldonado?

Me encantaría que mi muro solo se trate de música, y chistes, de arte y emociones placenteras, tal vez con algunas frikeadas filosóficas de cuando salgo de alguna clase que me atraviesa.  O algún gaste irónico cuando gana Boca o pierde River. Básicamente ese es el mundo feisbukero personal que eligiría tener. Pero mi  muro/mundo personal además habita un mundo colectivo, allí es donde el alrededor mete la cola, y a veces tengo ganas de decir cosas fuera de la fábula de colores brillantes.

Muchas veces me pregunté, cómo la generación de mis viejos se habían bancado vivir tantos años en dictadura, conviviendo a diario con cosas muy terribles, como por ejemplo, la desaparición de personas. 
La respuesta –al menos en la superficie-, surge rápidamente: porque fueron educados para poner la otra mejilla, para mirar para otro lado. Porque el miedo paraliza, y vivieron casi siempre bajo el azote del miedo. Así funcionó Argentina la mayor parte del siglo XX. Las razones y las herramientas de esta doctrina de la desidia -más adentro de la superficie- serían muy largas de debatir hoy, y lo dejaremos para otro batiencuentro.

Todo este aburrido preámbulo fue para decir, que ya entrado el siglo XXI, necesitamos entender que la desidia y la pasividad no son un buen plan, y es importante estar atentos…. porque si no, te garchan, y te garchan de la peor manera, dolorosa y tristemente. Para después tirarte a una zanja.

Pues entonces no mires para otro lado, no creas que pedir por Santiago es ser K, o es hacer política electoral, o defender la corrupción, o alimentar vagos. Ese es el versito que los medios están queriendo vender. Tus asuntos políticos, resolvelos en el cuarto oscuro, y vota por quien quieras, eso dependerá de tu conciencia personal.  
Pero pedir por Santiago es profundamente otra cosa.
Es, no solo pedir por una vida, es también poner tu individualidad al servicio de una comunidad entera, para pedir por un país donde se pueda reclamar sin tener miedo. Cosa que se puede hacer, por suerte!, desde el año 1983. 
Y les aseguro, amigos de Facebook, que en su mayoría han nacido después de esa fecha, que vivir en un país donde el Estado infunde el miedo a sus propios ciudadanos, es casi la peor de todas las opciones posibles.
Pedir por Santiago, es salir a la calle a decirle al Estado, todo bien con tus lagunitas socio-económicas y financieras, medio que ya estamos acostumbrados a que nos garquen… pero que nos desaparezcan por pensar distinto, eso ya es otro nivel de juego, y no estamos acá para permitirlo. Porque somos muchos que no lo queremos. Y cuando somos muchos, los que terminan teniendo miedo son ellos, los abusadores. Porque, los que eligen el miedo como herramienta para sus objetivos, en el fondo son los que más miedo tienen.

Si te quedas callado frente a la impunidad ilimitada de un poder abusivo, tarde o temprano la vas a ligar, directa o indirectamente, te va a tocar a vos, o a tu hermano, o a tu viejo, o a tu hija, o al amor de tu vida.

No mires para otro lado. Por favor.
Necesitamos ir a la plaza a preguntar por Santiago, porque aunque parezca mentira, juntarse muchos ahí, sigue teniendo peso. Así lo demostró recientemente la marcha contra el nefasto fallo del 2x1 a los genocidas. Se detuvo.
Sin importarme un carajo la bandera política, simplemente adhiriendo del lado de los humanos. Del otro lado están mirando los otros,  a quienes no encuentro adjetivo peyorativo para definirlos. Pero miran atentos, codeándose, expectantes a ver qué sucede.

El tema es heavy, posta, y necesitamos respuestas. 
Ni siquiera la renuncia de la Ministra, eso sería un parche para darle de comer a los diarios. Necesitamos respuestas sólidas de un Poder Ejecutivo, que claramente está sospechado de ser responsable directo de esto, y las pruebas son abrumadoras. 
Salir a la calle de manera pacífica, y caminar por la plaza, es una forma de decirle a los que quieren darte miedo… “eh!, para un poco loquito, mira que por más funcionario que seas, por más uniforme que tengas, somos un montón, y no podes salir a matarme, aunque Benetton te lo pida ;) ”  

Todo este conglomerado de palabras, por supuesto, no es para aquel que se come el combo completo, ese que le ponen en la boca ya masticado, y encima cree saborearlo como si fuera una fruta excelsa y natural.  El combo del odio y la ceguera, y la ignorancia y la sumisión. No. 
Estas palabras son para vos, que sí podes detenerte a usar el coco, y que sabes que no es lo mismo un país de tercer mundo y caótico,
que un país de tercer mundo y caótico, y además bañado en sangre.
No es lo mismo!

Salí a la plaza, dale, que la desidia no te gane.


FAB, Bs. As. 30.agosto.2017

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