miércoles, 27 de abril de 2016

Viveza Simeónica

23 de abril de 2016, el DT del Atlético de Madrid, Diego Simeone, arroja un balón al campo de juego en pleno contraataque del Málaga, con serio peligro de gol. Corría el último minuto del primer tiempo. El árbitro debe interrumpir la jugada, el reglamento indica la detención inmediata del juego en caso de que haya dos balones en el campo.
Llegado el intervalo, el árbitro expulsa al Cholo Simeone, como también indica el reglamento en situaciones como estas, pero, culminados los 90 minutos de juego, Atlético de Madrid ganó 1 a 0. Y el Cholo festejó desde el vestuario, su picardía había sido clave en el triunfo.
El público argentino elogia a Simeone por sus evidentes capacidades como estratega, por llevar al Atlético a pelear Liga y Champions, y ve con un guiño de simpatía sus curiosas y ocurrentes actitudes extradeportivas.

lunes, 25 de abril de 2016

Clásico otoñal, o el otoño de nosotros mismos

“Se vive como se juega”, o “jugando se ve lo que sos”, o algo así.
Muchos intelectuales futboleros nos han contado montañas de hipótesis y conjeturas respecto de las relaciones directas o indirectas entre el fútbol y la vida misma.
Muchas descabelladas. Y otras tantas con algo de certeza, aunque a veces los caprichos del balón o la suerte de un rebote, tiren por tierra alguna idea predecible o algún sistema filosófico que cierre.
Por lógica, o por consecuencia, o solo porque el diablo del azar metió la cola; pero al finalizar este fin de semana donde se han jugado todos los clásicos, creo que el fútbol nos ha mostrado una “foto” muy coincidente con el presente de la Nación argentina:
Casi todos los partidos 0 a 0, nadie arriesga, todos tienen más miedo a perder que cosquillas por ganar, todos se pelean, todos especulan, todos discuten, dentro y fuera de la cancha, ni los que “juegan” ni los que miran disfrutan lo que hacen. El clima de tensión reduce a lo inexistente el margen para sonreír. Los partidos regalan rusticidades y aburrimiento. Ni siquiera nos bancamos poder compartir un estadio con gente que ame otros colores. La violencia es la verdadera vedette, la violencia explícita o la violencia contenida. Los barras bravas siguen sueltos, los políticos escondidos.