miércoles, 27 de abril de 2016

Viveza Simeónica

23 de abril de 2016, el DT del Atlético de Madrid, Diego Simeone, arroja un balón al campo de juego en pleno contraataque del Málaga, con serio peligro de gol. Corría el último minuto del primer tiempo. El árbitro debe interrumpir la jugada, el reglamento indica la detención inmediata del juego en caso de que haya dos balones en el campo.
Llegado el intervalo, el árbitro expulsa al Cholo Simeone, como también indica el reglamento en situaciones como estas, pero, culminados los 90 minutos de juego, Atlético de Madrid ganó 1 a 0. Y el Cholo festejó desde el vestuario, su picardía había sido clave en el triunfo.
El público argentino elogia a Simeone por sus evidentes capacidades como estratega, por llevar al Atlético a pelear Liga y Champions, y ve con un guiño de simpatía sus curiosas y ocurrentes actitudes extradeportivas.

Dos semanas antes, en la semifinal de la copa de Alemania, entre Bayern de Múnich y Werder Bremen, Arturo Vidal, jugador chileno del Bayer, finge un golpe en el área rival, el árbitro pita penal. El partido iba 1 a 0, el penal fue concretado, el resultado final del encuentro fue 2 a 0.
Luego del partido, Pep Guardiola –técnico del Bayer- dijo: "El penal no ha sido penal. No me gusta marcar un gol de esa manera y siento mucho lo que ha pasado".
La prensa, e incluso los propios fans del Bayer, criticaron el episodio, y se mofaron del chileno, tratándolo de “actor tramposo”. El presidente del club también ofreció una disculpa.

Muchas discusiones podemos abordar con estos detalles, que no dejan de ser detalles. Pero lo que a mí me resulta evidente, es que la actitud de Simeone, es un fiel ejemplo de “argentinada”, algunos pueden aplaudirla y decir que el Atlético ganó el partido. Eso también es una verdad evidente.
Lo que extraigo de esto es que, en primer lugar, Simeone con este tipo de acciones (no fue un hecho ocasional, suele repetirlas) desmerece sus capacidades como estratega, actuando como un ventajero barato. Y que por otro lado, si vemos aisladamente la actitud de un argentino haciendo argentinadas, como sucede con la prensa española o los aficionados del Aleti, tal vez pueda tomarse como algo pintoresco y gracioso, pero cuando nos juntamos 45 millones haciendo argentinadas, el resultado es el país que tenemos: caótico, harto de corrupción, injusticia y pisoteos mutuos.

Tal vez en otros aspectos los alemanes puedan ser criticables, pero en el fútbol, mientras nosotros festejamos la viveza criolla y aplaudimos actitudes como las de Simeone, en un siglo de mundiales y a pesar de contar con la fortuna de que los mismísimos Maradona y Messi se han calzado la celeste y blanca, los alemanes, así de tontos y aburridos, han sido campeones el doble de veces que nosotros, además de dejarnos afuera en repetidas ocasiones en encuentros directos.

No voy a comparar con esto la altura como entrenador de Guardiola o el Cholo o la ética del perfil alemán, aunque, podemos jugar a pensar:
él Atlético – Málaga lo ganó la picardía de Simeone,  pero a la larga (y aunque lo veamos solo desde el punto de vista de los beneficios), ¿estamos muy seguros que esa picardía criolla es el camino de los mejores resultados? ;)

FAB, Bs As, 27.abril.2016

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