miércoles, 31 de enero de 2018

El Desafío De No Entender

Difuso es el límite entre el mundo que percibimos y el que entendemos. Lo que percibimos está "contaminado" con lo que entendemos de lo que percibimos, y viceversa.
Difusa la barrera entre la sensibilidad y la racionalidad. Tan difusa es para mí, que hace años dejé de interesarme por ella.

A tanto torbellino de confusiones, y ante la evidencia de la limitación de ser humano, Sócrates arranca eso de filosofar en voz alta, diciéndonos que lo único que sabe es que no sabe.
Y ese gigantesco gesto de conciencia nos pone en un lugar mejor, o sea, sin dudas es mejor saber que no se, que no saberlo. O como lo dirían en el barrio "te estas comiendo una peli, que no es ni en pedo", simplemente porque hay ropa que no entra en la cajonera que hizo el carpintero que te la vendió.

Partiendo de ese gran latiguillo socrático, estamos en condiciones de afirmar, que entender la completitud del mundo, es una epopeya imposible para nosotros simples humanitos. Y remarcando que esa utópica comprensión de la completitud, incluiría la comprensión de las personas, la epopeya resulta aún más lejana.
Me paro en la silla y grito: "queridos y escasos lectores, imposible será entender completamente al otro"
pero lejos de que esto sea una tragedia, me adelanto en la caminata mirando el piso, levanto la vista, y les digo, sin grandilocuencia pero con mueca de buenas noticias:
no es imprescindible entender,
solo con poseer la capacidad de soportar no entender
el mundo sería un lugar más habitable
y los vínculos fluirían por ríos más calmos y armónicos.

Imposible será tener la infinita comprensión, del otro y de todas las cosas.
El respeto por las diferencias, no solo incluye la aceptación de que el otro elija degustar distintos sabores, ese respeto también incluye la aceptación de nuestra carencia de comprensión infinita, que además y por sobre todas las cosas: no es más que una obviedad.


FAB / Bs As.. 30.ene.2018

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