martes, 24 de marzo de 2020

El Virus del Golpe

En los ´70 Latinoamérica sufrió una tremenda devastación, a causa de un virus que no era invisible como Covid-19, pero que fue igual de mortal, o quizá más.
El virus de los Golpes de Estado y las dictaduras. 
Con el Covid-19 tenemos las dudas conspirativas, que si lo crearon, que si no lo crearon, que fue China, o tal vez USA, las guerras de intereses económicos, las especulaciones infinitas.
En aquellos años la situación fue a cara descubierta: USA elaboró un plan para instaurar dictaduras en la mayor parte de Latinoamérica, por la fobia a que el comunismo se instale en esta geografía. Y decidieron exterminar cualquier rastro de esa ideología. Sin entrar en detalles sobre esa pugna ideológica, me permito poner el foco en los síntomas del virus y su efecto sociocultural:

Poco antes y poco después la enfermedad fue atacando diferentes zonas del continente, pero fue el 24 de marzo de 1976 la manifestación explícita en Argentina. A modo de test positivo, en la mañana de aquel miércoles 24, se emitió el primer comunicado anunciando que las Fuerzas Armadas tomaban el gobierno.
Tampoco es momento hoy de analizar apoyados por quienes se instalaba ese gobierno de facto, pero sabemos que las caras visibles eran señores de uniforme, con cargos militares y lenguaje imperativo.
Las caras no visibles, eran señores de traje, con lenguajes más laxos, y cierto discurso económico agiornado, pero con la misma inhumanidad despiadada que los de uniforme. Quienes terminaron en el terrorismo de Estado, y a modo inquisidor, salieron a cazar brujas, asesinando a mansalva y torturando embarazada. Para finalmente mandar a una guerra a pibitos de 18 años.
Les spoilie un poco el final, pero solo en microgotitas, no quiero hacerlo demasiado obsceno, para no herir susceptibilidades… en época de sobredosis de Netflix, nos acostumbramos a los anuncios de “lenguaje osado, desnudos y violencia explícita”.
El virus echó raíces en Argentina. Y en el ámbito local, sí era invisible, como el Covid-19, actuando a escondidas, camuflado en la cobardía infinita de las autoridades. Secuestros, torturas y muerte, La violencia física y psicológica desde todos los puntos de vista. La cuarentena mental era el estado de sitio vigente. Encerrate si querés vivir.
Pero tampoco es mi necesidad presente, dar detalles de esa historia oscura, que por otro lado se puede encontrar en cualquier texto de historiadores. Las ganas de hoy de enfrentarme al papel en blanco, se basa en una pregunta de orden social que me hago en voz alta.

En momentos donde la tragedia nos golpea la puerta, la crisis y el miedo, y tantas vidas en juego, parecería que también la luz nos toca el timbre de la misma puerta. Y de pronto desenmarañamos algunas zonas difusas, sobre las necesidades humanas, los amores, los afectos. Y aparecen claridades tales como “si salimos de ésta, estaremos más unidos”, la conciencia social, entender al otro, conciliar diferencias, y bla bla bla.
Y ahí es donde cae mi pregunta-reflexión. 

¿De verdad aprenderemos?

A partir de los ’80, con el regreso de la democracia, parecía que nuestro sistema inmunológico había aprendido a controlar el virus del odio. Parecía que habíamos entendido que la mano dura y los abusos de poder ya no los aceptaríamos como una forma posible.
Sin embargo, y a pesar de que en el camino otras tragedias nos atravesaron (default económico, quiebra, exilios masivos, y también violencia) entrado el siglo XXI, volvimos a poner sobre la mesa discusiones que parecían estar superadas, sobre si la mano dura puede ser un camino, o si los genocidas merecen estar presos!!! 
Y lo peor es que volvimos a elegir como representantes de gobierno, a gente que apoyó/a aquel Golpe de Estado, y reinstaló bacterias de aquel virus, que nos costó mucha sangre, además de muchos años de cultura en terapia intensiva.

Ahí están de nuevo, la prensa defensora de torturadores y los señores de discurso económico altanero y pretencioso, propagando el odio ideológico, y de paso la xenofobia y el clasismo, virus que se expanden en el mismo caldo de cultivo.

En este 24 de marzo, encerrados para protegernos del Covid-19, quiero creer que de una vez por todas, nuestra conciencia colectiva puede aprender, con certeza y convicción, que si no estamos unidos, tarde o temprano nuestra carencia inmunológica permitirá que nos enfermemos de nuevo.

Fab Spina / Buenos Aires, 24 de marzo 2020

#nuncamas
#conciencia
#nopanic

Nota: habrá algún fanático extremista que reivindique militares asesinos, diciendo que ahora mismo es el ejército quien monta tiendas de campaña para ofrecer asistencia sanitaria. Pues los militares de honor, por supuesto que son bienvenidos en la sociedad, y agradecemos su labor. Pero justamente por el mismo honor de estos militares y de tantos otros que cumplieron con su deber, debemos recordar, sin dudarlo, que aquellos dictadores (y quienes los siguieron y apoyaron) fueron la mancha más sangrienta y triste de la historia argentina. Y no los queremos más, Nunca Más.

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