lunes, 30 de noviembre de 2009

Etimologicamentelaberintico

Etimológicamente laberíntico es el diálogo entre palabras, asumiendo a estas como entes capaces de mantener una charla por sí solas, y no apenas como una herramienta de comunicación utilizada por otros entes.
Es decir, en el gran juego donde los objetos toman pequeñas porciones (o instantes) de vida y buscan su lugar en el mundo, o, a partir de teorías clásicas donde el mundo y el universo tienen vida con ciclos muchísimo más grandes a los que regularmente podemos contemplar, se me ocurre imaginar que las palabras pueden poseer independencia y plantear diálogos por sí solas…

Hay simpatías y rechazos entre las palabras, casi independientemente de quien las dice. Por ejemplo, la palabra “hola” suele buscar otro “hola” como ella; el poder de tal palabra tiene una alta dosis de independencia sobre el interlocutor, salvo casos excepcionales si alguien dice “hola” otra palabra “hola” aparecerá de inmediato, mas allá de la cara, el color de ojos y las ganas de quien pasa por delante.
Lo mismo con las repulsiones o con otro tipo de atracciones más complejas, una suerte de polaridad planteada por las propias palabras hacen que ciertos diálogos sean predecibles, a un “aquí tienes” le sigue un “gracias”  o a un “anda a la c….. de tu madre” le sigue un “andate vos”;  digo, nosotros creemos que utilizamos cierta combinación de sílabas para expresar lo que queremos decir… sin embargo ¿no serán las palabras quienes llevan adelante diálogos utilizando el beneficio de las cuerdas vocales humanas???
Las palabras suelen llevar consigo un conjunto de cosas, además de simbolizar su significado, nos suelen traer recuerdos, o dificultades, o irritaciones (tal es el caso de la palabra “gallina” a  Michael Fox en “Volver al Futuro” o  a los futboleros simpatizantes argentinos amantes de la banda roja). En muchas situaciones donde alguna palabra demás nos genera problemas, se suele escuchar acompañando a las disculpas: “no quise decir eso” o “no hagas caso, no sé lo que dije”, creo humildemente que estas circunstancias son un síntoma claro de que hay algo latiendo allí que estamos pasando por alto sin prestarle suficiente interés. Y aquí el punto, y perdonen la insistencia ¿no es momento de preguntarnos si realmente nosotros hablamos a través de las palabras o es exactamente al revés?
Sin paranoia pero poniendo atención a la problemática le preguntaré a “mi” que opina de esta persona.
FAB. Noviembre 2009

pd: en este plano, el diccionario ¿sería una especie de constitución o código de convivencia?

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