Fin de junio 2013, se juega en
Brasil la Copa Confederaciones,
pero extrañamente el pueblo brasileño, disgustado con algunas políticas
sociales y con el presente de su país, le da la espalda al torneo, y sale a la
calle a manifestarse. Se dieron casos en los que dentro del estadio había cincuenta
mil espectadores mirando el juego, mientras afuera, ciento cincuenta mil
personas se manifestaban en contra. El combo se completaba con algo de
violencia y algo de represión.
Dudas sobre la realización del
Mundial el próximo año, la FIFA
recibiendo críticas y sacando todos sus emblemas y ploteos de sus móviles para
evitar agresiones.
La presidenta Dilma Rousseff saliendo a dar
discursos a las apuradas, volviendo atrás los ajustes, y preocupadísima por dar
una imagen de país controlado, mientras la olla que ya estaba hirviendo siguía
a fuego moderado.
Mitad de julio 2013, el Papa
Francisco llega a Brasil, y los deja a todos callados, sumisos y rezando en las
playas de Río de Janeiro.
La presidenta feliz, y mas tranquila.
Los nuevos universitarios
expertos en marketing y los científicos dedicados a la industria anestésica
farmacológica, se miran perplejos, y comprueban que ellos no inventaron nada:
estas artes ya funcionan hace más o menos 2013 años.
La manipulación masiva se sostiene,
y la obscenidad con que se ejecuta es una de sus principales características. ¡Que
bien lo hacen! Es digno de admiración. Varios historiadores marcan a un reconocido
admirador de estas cualidades de la Iglesia Católica… un tal Adolf Hitler.
El famoso “pan y circo” que la
antigua Roma supo implementar para manejar a la plebe en épocas de gladiadores,
muchas veces se ha dicho que en el presente es representando por el fútbol, actividad que mueve multitudes, y en ocasiones las adormece… pero en este caso, en Brasil, el país del fútbol por excelencia, no alcanzó con el pan y el circo romano, y hubo que aplicar una dosis mayor de anestesia: la Iglesia Católica. Institución que se inició en los tiempos de la Roma esplendorosa, y que hoy sigue en pie, mientras recuerda la caída de equella vieja estructura imperial, como quien recuerda a una vecina con mala fortuna.
muchas veces se ha dicho que en el presente es representando por el fútbol, actividad que mueve multitudes, y en ocasiones las adormece… pero en este caso, en Brasil, el país del fútbol por excelencia, no alcanzó con el pan y el circo romano, y hubo que aplicar una dosis mayor de anestesia: la Iglesia Católica. Institución que se inició en los tiempos de la Roma esplendorosa, y que hoy sigue en pie, mientras recuerda la caída de equella vieja estructura imperial, como quien recuerda a una vecina con mala fortuna.
Pero no solo los hilos que
“acomodan” el movimiento de la marioneta social me llamaron la atención en estos
días, sino que a partir de estos, algunos comportamientos sectorizados me
resultaron curiosos:
Hace un par de años en una
especie de reunión cumbre de mandatarios, se generó polvareda tras una de las “actuaciones”
bizarras que solía darnos el controvertido y desaparecido Hugo Chávez:
Haciendo gala de su carisma y del
perfil del personaje que sabiamente supo armarse sobre sí mismo, Chávez, le
levantó la voz al rey de España, y tuvo una discusión pública.
El progresismo latinoamericano unido
se proclamó; la prensa, la opinión pública, mas allá de lo festejable o
desechable de las actuaciones de Chávez, todos opinábamos sobre lo ridículo de
que pasado el año 2000 siga habiendo figuras monárquicas, y peor aún, que se
las respete y que conserven ciertos lugares de privilegio.
Algunos años después, el mismo
progresismo latinoamericano, es el que corre apresurado para salir en la foto
del monarca vigente más grande de Occidente (*) dando misa en la playas
brasileras.
Triste y lamentable noticia, que
lamentablemente tampoco es noticia.
Aquí en el Sur del mundo, en los
últimos años se dio un claro avance en pos de las libertades individuales, dejando
de lado prejuicios corporativos-religiosos, algunos ejemplos son el divorcio
vincular, la ley de matrimonio igualitario, las discusiones sobre el aborto,
etc.
En este año 2013, la figura
“amable” del papa Francisco y su gran habilidad para mostrarse como un simple
corderito del tercer mundo, que toma mate y es hincha del ciclón, pone en riesgo todos esos logros, allanando el
camino para un nefasto retroceso.
Volviendo al tema de las visitas
a Brasil, me surge una pregunta, muy básica, por ello espero encontrar rápida
respuesta:
¿no es absurdo y contradictorio
que los paladines de la democracia para apuntalar sus campañas políticas se conviertan
en el club de fans de un monarca?
Ante la decisión de la presidenta
argentina, de sumarse al circo de viajar a Brasil, de hablar de los escarpines
que le regaló el bueno de Francisco, y de llevar a su candidato (Insaurralde)
para que también salga en la foto que le hace ganar votos, tengo la necesidad
de aclarar que éstas líneas no tratan de sumar migajas de críticas a la
tremenda montaña de desperdicios que plantea la maquinaria de la tristísma
oposición. Lo mío trata de ir más allá de la discusión política. No me sumo al
deporte de la crítica al oficialismo, como mecánica instintiva de una oposición
nefasta y decadente. Me repugna tanta miseria derechosa, eso está claro. Pero la
derechosa es una miseria que no conlleva ninguna sorpresa para mi, saber que
Macri y compañía, están constituidos por un alto porcentaje de ese catolicismo
recalcitrante que nubla toda amplitud moral y que se cae a pedazos ante
cualquier planteo ético, no me significa nada nuevo.
Lo que sí es nuevo para mi, es observar
un Gobierno Nacional que cuando inició su trabajo hace una década, tomó una
saludable distancia de la
Iglesia, pero ahora encuentra a su presidenta cediendo
terreno y yendo a besarle la mano a Francisco, incluyendo la sorpresa del mes anterior,
viendo al vicepresidente Amado Boudou, codo a codo con Mauricio Macri, arrodillándose
en la asunción del sucesor de Bergoglio como cardenal de Buenos Aires (y no es
una metáfora, se arrodilló de verdad!!!).
Imágenes tristes, de eso no tengo
duda… la incógnita es cómo estas imágenes tristes del hoy, impactaran en el
desarrollo de ideas sociales a mediano y largo plazo.
En un reciente viaje al exterior,
mientras compraba pan en una despensa, una señora caribeña, muy simpática y
respetuosa escuchó mi acento argentino, y me dijo que se sentía orgullosa de
que el papa sea latinoamericano, y que imaginaba que para los argentinos sería
un orgullo mayor, y que además seguro sería bueno para el país.
Le sonreí efímeramente y con poca
gana, mientras me entregaban mi medio kilo de pan, y salí caminando en
silencio. Pocos pasos despues, frené y casi me vuelvo, a decirle a la señora
que busque a Polonia en la lista de potencias Europeas, o le pregunte al pueblo
polaco cuantas “ventajas” les trajo disfrutar la cara de bueno de Juan Pablo II
en un papado de varias décadas.
Pero me abstuve, metí la mano en
la bolsa, el pan estaba tibio, le di un mordizco a una flautita con poca miga,
y seguí caminando.
Fab / agosto 2013
(*) Un líder para millones de
personas, elegido por unos pocos que se sientan en una mesa muy muy chica, cuyo
mandato perdurará hasta el día de su muerte ¿no es esto un claro síntoma de
monarquía?.
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