jueves, 5 de diciembre de 2013

Orden del día



Me tienen cansados los pseudohippies que tratan peyorativamente al orden.
Tal vez pasaron por alto que la diferencia entre armonía y disonancia, es el orden.
No percibir la belleza de un orden elevado, te hace conformar con el ruido de la aleatoriedad.

Respirá hondo. Inhalá… exhalá.
¿Parece muy sencillo, verdad? Lo hacemos todo el tiempo, hasta casi sin darnos cuenta.
Aunque en realidad una extensa secuencia de sucesos se disparan a partir de esa pequeña acción.
El aire ingresa a los pulmones, el sistema respiratorio se encarga de conservar el oxígeno necesario, desechar lo que sobra, pasarle ese oxígeno al sistema circulatorio, que a su vez se encargará de distribuirlo por todo tu cuerpo, y entre otras cosas, terminará dándole soporte a tu sistema nervioso, permitiendo que sigas teniendo lucidez para poder continuar leyendo estas líneas.

Aunque mi básico resúmen pueda sonar excesivamente cavernícola, soporta ser la introducción para hacernos la pregunta que se cae de maduro: ¿Qué sucedería si todas las redes de complejidades que te componen, no tuvieran orden?
Sencillo, no serías.
Ponete tu mejor remera batik y observá a tu alrededor… las plantas, la gravedad, el ciclo del agua. Mirá el cielo… ¡imaginate lo divertido que sería el Universo sin orden!!, las órbitas se mezclarían, los planetas chocando nos brindarían un entretenido espectáculo visual …ups… pero claro, tal vez no hubiéramos llegado a admirarlo, porque probablemente no tendríamos planeta, ni vida.

Que somos mucho más que el orden, es obvio. Aunque lo imprescindible del orden, también es obvio.

Por supuesto que no pretendo yo, desde mi humilde condición de humano y su natural limitación, comprender la completitud absoluta de un orden superior, pero mi intuitiva necesidad de crecimiento me hace buscar caminos para intentarlo.
Despreciar el orden en nombre de la libertad y la creatividad, no hace más que mostrar:
-el desconocimiento, del profundo significado de libertad
-y la confusión, entre creatividad y falta de voluntad (o pereza).
En la cima del Ser está la voluntad, lo lamento amigos perezosos, pero sin ella no habrá ruido aleatorio que los salve de la chatura.

Fab / Perú, noviembre 2013






PD: ante alguna respuesta facilista aclaro que, disfrutar del ruido y la disonancia por supuesto que también es una posibilidad, como también es una posibilidad hacerse adicto a comer caca.



No hay comentarios: