A veces me divierte el juego de
encontrar verdades que en realidad no son tales.
Tal vez un vicio cartesiano que
me quedó de mi amateur coqueteo con la filosofía, pero sabemos que en el rubro
opinadores de fútbol, somos todos profesionales, así que me animo al desafío de
barrer paradigmas implantados por opinólogos y eruditos en esta materia sobre
la que todos saben: fútbol.
“Los equipos se arman de atrás
para adelante”… no se quien lo dijo, no se si hay patente al respecto, pero acá
me planto a tirarle piedras a semejante pancarta con olor a rigurosa rectitud,
que podría salir casi por inercia de la misma boca que dice “la juventud
confunde libertad con libertinaje” o “mejor malo conocido que bueno por
conocer”
Basura engominada.
Debo confesar que en algún
momento de mi vida, lo creí. Me comí el versito de que los equipos se arman
cuidando primero que no te hagan goles, para luego, poder pensar en ganar.
La pasión por los colores me atraviesa,
pero el placer de ser espectador futbolero me atraviesa todavía más, y hacia
fines de los ’90 empezaron a hacerme ruido esas verdades que le daban tanto
privilegio a las defensas. La vida empezó a darme muestras evidentes de que el
miedo a perder, es el camino más directo para no ganar.
Cierta buena relación con los
sistemas informáticos, me calma un poco el instinto para no renegar del todo de
tanta sistematología; pero la vida, la filosofía, el amor, el arte, el aire, el
sol, el mundo, el fútbol, enseñan de manera muy clara que el nudo de todo está
en las personas, y en segundo lugar, en las ideas de las personas, y que los
sistemas, vienen un paso detrás de eso, entonces no fue difícil llegar a la
conclusión que me ha quitado el contrariado ruido interno: los equipos se arman
de atrás para adelante, siempre que no tengas una idea mejor, o cuando no
tengas personas que puedan ejecutar una idea mejor.
Yo amaba a los holandeses, por más
que no hayan sido nunca campeones mundiales. Amaba su manera de mirar el arco
de enfrente con despiadada convicción, pero no voy a negar que a veces dudaba
de si el romanticismo me estaba nublando los ojos… todos los profesionales de
la opinión hablaban del resultado, y todos los mezquinos del balón, ganaban
todos los campeonatos importantes que se jugaban en Argentina y en el mundo.
“Los equipos se arman de atrás para adelante!!” se gritaba en los debates de
café, ¿y quien sería yo para desmentir semejante verdad irrefutable?
El aire fresco que le llegó al
fútbol mundial en el nuevo milenio, de la mano de Pep Guardiola y su Barcelona
de ensueño, me dio el empujón que me faltaba. Para colmo, el azar me llevó a
vivir un tiempo en tierra catalana, y este equipo me dio la actualidad, me sacó
de la teoría y me brindó la realidad de cada domingo. Ya basta de versitos
repetidos, como dice Herman Hesse “no confundir lo habitual con natural” … que “los
equipos se arman de atrás para adelante” como regla rigurosa y absoluta, lo único
que tiene de absoluto es su escasez de belleza. Fucking mezquinos, repetitivos
y mentirosos. Los equipos se arman de acuerdo a las personas que tengas para
armarlos, en ideas y en ejecución.
Y como ya volví a la tierra del
mate y el tango, y como estamos en vísperas de un nuevo mundial, que a todos
nos moviliza como si fuera un desafío personal, en el que se juega el honor y
la dignidad de cada uno de nosotros, me detengo un segundo a pensar en los tipos
de camiseta celeste y blanca, que saldrán a representar a los que alguna vez
pateamos una pelota en este rincón del mundo… y digo:
“¿los equipos se arman de atrás
para adelante?”
-las pelotas!
Con Messi, Agüero, Higuaín,
DiMaria… es absurdo pensar que el equipo se arma de atrás para adelante, el
equipo se arma a partir de estos nombres y de estas cualidades humanas que
describen un perfil. Hagamos algo para rodear a estos tipos que juegan de mitad
de cancha para adelante.
Verdades absolutas, ahóguense en
el café, en este caso miraremos primero el arco de enfrente… se podrá ganar, se
podrá perder, pero vayan a llorarle sus versitos grises a la tumba del gran
René Descartes, porque es evidente que no son verdad.
Y lo digo antes del mundial, por
si el azar y el talento se sintonizan y volvemos de Brasil con una alegría
celeste y blanca, para que algún desprevenido no piense que lo digo porque el
resultado acompañó.
FAB / abril 2014
-publicado en (sports) www.zonova.net-
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