"Sin olvido moriré" dice Gustavo Cerati, uno de mis grandes
referentes de la música y alrededores, sin embargo me animo a refutarle tal
frase, o mejor dicho a ponerle un contexto, que corre pura y exclusivamente por
cuenta de mi interpretación: Gustavo habla de un universo entre personas, pero
cuando se trata de objetos o seres que están fuera de la definición de persona,
olvidar es dejar la puerta abierta provocando el accidente, es la negligente
anticipación de la muerte.
A cuarenta años del Golpe de Estado de 1976, ya casi todo se ha dicho
sobre eso. El problema es que lo que se dice no siempre es escuchado. O peor
aún, lo que es escuchado muchas veces no es tenido en cuenta, al menos en la
profundidad de lo que realmente ese hecho significó, o significa.
Desde la estadística, significó 7 años de oscuridad, y significó 30.000 desaparecidos. E incluso significó la quiebra económica, la deuda externa
multiplicada por 6 (de 7.000 millones a 42.000) y también significó 1703 bajas
en Malvinas, y el irreversible miedo en la carne de nenes de 18 años y el
trauma de una generación entera. Pero la estadística por supuesto es apenas una
anécdota y este fragmento de nuestra historia va mucho más allá de los números.
Las redes sociales están rebalsadas de opiniones políticas, sustentadas
o no sustentadas, íntegras o contradictorias, pero desde mi humilde
y pequeño lugar de ciudadano común, quiero poner el foco en algo que excede a la política, excede a las opiniones ideológicas y a los colores de
camisetas. Mi foco está en la cuestión humana:
el terrorismo de Estado es el hecho de mayor cobardía de la raza humana,
es un padre violando hijos, es el abuso de poder -mezclado con sadismo cruel y
barato- que más lejos está del mínimo nivel de ética que una persona necesita
para considerarse como tal.
No quiero caer en la idea futbolera de unos contra otros por amores y
desamores, lo que digo es que nadie con un corazón digno puede justificar a un
torturador, a un violador de embazadas, a un vendedor de bebes.
En este caso la cuestión está en otro escenario, no se trata de
sistemáticas confrontaciones políticas traducidas a discusiones callejeras,
sobre si Macri, o los K, o el libre mercado, o los planes sociales y el cepo
del dólar, y bla bla bla, tal vez esa inercia te ha llevado a que creas que en
esto también la discusión es derecha
contra izquierda, trabajadores contra planeros, o neoliberales contra zurdos,
pero tales discusiones llegarían mucho después de correrte de la vereda por donde
caminan los miserables inhumanos.
Otro día, en otro plano, defendé la compra de divisas extranjeras, o el
plan económico que te parezca más apropiado, pero hoy, pensalo bien y no te
comas el versito de que eso de los '70 ya pasó, que lo mejor es caminar
juntos... mentira!, eso lo dicen los que necesitan sentir que todos somos igual
de perversos, pero tengamos bien claro que no somos iguales, yo no soy igual a
ellos, yo no torturo, ni justifico violaciones, yo puedo ser tolerante o
enojarme con quien pueda pensar distinto en el vaivén de la más firme
discusión, pero no por ello le voy a vender a los hijos ni a meterle 220
voltios entre las piernas.
No adhiero ni a los grupos violentos que ponían bombas, y no adhiero a
los uniformados que subieron para solucionar eso y terminaron siendo aún más
cobardes y asesinos.
En este 24 de marzo, y siempre, la verdadera discusión (interna) es
saber si sos persona o te quedan grandes los requisitos. El resto viene después
y bastante lejos.
FAB, Bs As. 24/03/2016
Nota (1): “Los comunistas
tienen la excusa de que Stalin los engañó. El asesino se excusa diciendo que su
madre no le quería y se sentía frustrado. Pero, no existe excusa alguna. Nadie
era más inocente que Edipo, y a pesar de eso se castigó a sí mismo al ver lo
que había causado.” Milan Kundera
Nota (2): "Nunca
más"
Nota (3): "Ni olvido
ni perdón"
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