Sabemos de lo
único importante en este mundo: el fútbol :)
pero aunque suene
un poco apresurada semejante afirmación, los amantes del mundo del balón no
sentimos culpa por ello, pues solemos tener esa suave convicción, un poco
romántica, de que el fútbol muestra comportamientos y matices humanos que van
mucho más allá de los límites del juego, y nos ponemos a filosofar como si
fuera posible cambiar el mundo y sus contenidos pegándole patadas a una esfera
de cuero inflada.
Y en ese camino me
zambullo en un par de detalles de los últimos dos partidos de la selección
argentina:
17 de marzo, Chile
- Argentina, en el estadio Nacional de Santiago, Messi toma la pelota en el
rincón derecho del campo, en zona defensiva, casi como número 4, se saca de
encima a tres rivales pegado a la raya, avanza, pasa la mitad de cancha, elude
a un cuarto rival, se acerca al área, la abre a la izquierda para Di María, y
sigue su carrera ingresando al área esperando la devolución de cara al arco,
Messi esperaba la devolución, todos en el estadio Nacional presentían la
devolución, todos mirando la TV sentíamos esa devolución... pero Di María
decide no devolverla y patea al arco desviado.
22 de marzo,
Argentina - Bolivia, Estadio Mario Kempes, Córdoba, Messi toma la pelota en el
círculo central, de espaldas al arco rival, gira hacia su izquierda escapando a
la marca de dos volantes bolivianos, inventa un inesperado espacio donde
parecía no haberlo, cambia de velocidad, y en ese pique corto deja dasairado al
tercer marcador, casi llegando a la medialuna descarga con Higuaín y sigue veloz encaminado hacia el corazón del área, por un callejón sin marca, la jugada era
sencilla, esperaba la devolución para quedar en soledad frente al arquero.
Messi esperaba tal devolución, los defensores entregados presentían tal
devolución, Evo Morales cerró los ojos, con el movimiento instintivo de cuando
sabes que la suerte está echada, sabía que Messi frente al arco es gol. Los
cordobeses ya brindaban con Fernet esperando la devolución, y nuevamente todos
frente a la tele -incluso hasta los que escuchaban el relato de Vilouta-
esperábamos la devolución... pero cuando Evo abrió los ojos, Higuaín -de
espaldas al arco!- no la devuelve y decide patear... remate desviado.
Cualquier
futbolero promedio, cualquier persona convencional, en lugar de Messi hubiera
mínimamente lanzado una puteada al aire... pero Leo en ambos casos (y en varios
más) los miró con gesto contemplativo y comprensivo, como cuando un rival le
pega y él se levanta y sigue jugando sin quejarse. Y acá lo que me parece evidente, y elevado: Messi está entendiendo que sus compañeros no
están entendiendo, casi como un ejemplo budista, o platónico, de templanza, y
la templanza es sabiduría.
Perdonen amigos futboleros,
sé que no escribo sobre fútbol con el perfil de Olé, pero la verdad este pibe
me parece cada día más grande, incluso en este mínimo detalle de comportamiento,
un hallazgo en escenarios donde los egos gigantes suelen marcar tendencia, el
tipo calladito se supera a sí mismo en cada partido, solo él puede con él, y
brindo por ello, y me siento afortunado de ser testigo.
FAB, Bs As, marzo
2016
Nota al pie: les
preguntaría a Di María, a Higuaín y lo incluyo también a Banega que hizo algo
similar en la jugada que se terminó enredando y el árbitro lo salvó cobrando un
penal inexistente… ¿si no se la devuelven a Messi, a quien se la van a
devolver???!!! vamo' muchachos hagan un esfuerzo en esa complejísima tarea de
ver lo evidente ;)
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