viernes, 23 de noviembre de 2018

Entrelazados


Juan Carlos se acercó a una escalera de La Bombonera que daba a la calle, y desde el segundo piso le lanzó su carnet de socio y su DNI a Ricardo que esperaba abajo, dos horas antes del comienzo del partido.
Era 8 de diciembre de 1965, River llegaba a la cancha de Boca igualado en puntos con el local, quedaban dos fechas para terminar el torneo.
Ricardo era un morochón, de estatura media, muy similar a Juan Carlos, sobre todo para la baja calidad de las fotografías de aquella documentación. Nada podía fallar, aunque Juan Carlos le advirtió: “cuando lo agarres, tomátelas, volvé en media hora para que no te fichen los controles”.
Las identificaciones cayeron cerca de la pared del borde de la Bombonera, donde pegaba el violento sol de diciembre. Ricardo las agarró con gesto de agacharse a atarse los cordones de los timbos, miró en todas direcciones, se sintió tranquilo, y a pesar de la advertencia, encaró derecho a la puerta de acceso.
“Usted no es éste, joven! Lo vimos” dijo un control encorbatado y con una gota de sudor en la frente, quien además de no dejar pasar a Ricardo, le retuvo el carnet y el documento.

Juan Carlos desde arriba miraba la escena lamentándose por su amigo y por su carnet.

viernes, 8 de junio de 2018

Mundial: ser o no ser



“Un hombre sin pasiones está tan cerca de la estupidez que sólo le falta abrir la boca para caer en ella” Séneca, Roma, año cero.

-“El mundial puede ser utilizado para desviar la atención y que nos bajen la caña con decisiones nefastas..” dice Francisco, el panadero, mientras me pesa 4 flautitas en la balanza. Y cierra la idea proponiendo ignorar la cita futbolera de Rusia 2018.

-“Pan y circo” le digo sonriendo de costado, pensando en la vieja receta del Imperio romano para anestesiar a las plebes. Y concluyo mi reflexión en silencio …claro, este tipo por su oficio sabe mucho de harinas.

Lamentando que las flautitas tibias se van a enfriar para cuando las coma en sandwich dentro de una hora, huyo caminando y silbando bajo, enfrentando la brisa fría de la mañana en Castelar.

Y en el diálogo atemporal tomo partido:  

Por un lado, el presente argentino ya está inmerso en decisiones nefastas, y de cierta manera la anestesia funciona como si hubiera mundial todos los días desde hace (mucho más de) 30 meses. Si llegamos nuevamente a donde estamos ¿fue por la conciencia de los ciudadanos o por la carencia de ella? En definitiva ¿cuánto cambiará el estado de adormecimiento cuando la pelota empiece a girar en Rusia?
Pues, como siempre, quedará en el discernimiento personal el hecho de mirar el horizonte, por más que nos detengamos a mirar 90 minutos de fútbol.

martes, 27 de febrero de 2018

ABORTO


300 años D.C.
Constantino, no solo le puso su nombre a la metrópoli más importante del imperio en ese siglo (recordarán el remate del chiste "recuerdo de Constantinopla" :p )
también clavó una jugada que marcó en gran medida la estructura espiritual y racional del mundo occidental:
necesitaba apoyo político de una minoría creciente en las clases bajas,
los católicos,
quienes en esa etapa eran perseguidos e ilegales.
La religión católica, hasta ese momento
sensible, igualitaria, con objetivos nobles, y con una clara confrontación frente a la concentración de poder del hombre,
fue legalizada,
y como toda alianza política recibió un espacio de poder, al lado del sillón de Constantino.
El resto de la historia, es un poco más conocida, o al menos se la imaginan: el pedacito de poder fue creciendo, la simbología empezó a sentar a Jesús en un sillón de rey, y los capangas católicos dejaron de ser sensibles e igualitarios, le agarraron el gustito a ser poderosos y a jugar el jueguito de la manipulación, y a querer hacer pensar al mundo a través de sus valores y sus conveniencias, acomodando las normativas de los Estados a los que influyen. A veces por las buenas, a veces por las malas, a veces explícitamente, y otras tantas, dejando sus semillitas entre líneas de la educación que se transmite de generación en generación. Como una marca de agua, indeleble.
No solo para los que opinan en la panadería, también para los que legislan en el Congreso.

En 2018, en Argentina, las ligas de amas de casa discuten sobre la legalidad del aborto, mientras se arreglan el lápiz labial y le quitan la mirada al pendejo que duerme en la vereda y come de la basura.

Y tengo un amigo, muy jóven, muy actual,
que comunica por videollamada con una amiga que vive en Estambul,
que también discute la legalidad el aborto,
y que no le importa quién carajo era Constantino
jejeje
FAB/ Bs As / 27.feb.2018

miércoles, 31 de enero de 2018

El Desafío De No Entender

Difuso es el límite entre el mundo que percibimos y el que entendemos. Lo que percibimos está "contaminado" con lo que entendemos de lo que percibimos, y viceversa.
Difusa la barrera entre la sensibilidad y la racionalidad. Tan difusa es para mí, que hace años dejé de interesarme por ella.

A tanto torbellino de confusiones, y ante la evidencia de la limitación de ser humano, Sócrates arranca eso de filosofar en voz alta, diciéndonos que lo único que sabe es que no sabe.
Y ese gigantesco gesto de conciencia nos pone en un lugar mejor, o sea, sin dudas es mejor saber que no se, que no saberlo. O como lo dirían en el barrio "te estas comiendo una peli, que no es ni en pedo", simplemente porque hay ropa que no entra en la cajonera que hizo el carpintero que te la vendió.

Partiendo de ese gran latiguillo socrático, estamos en condiciones de afirmar, que entender la completitud del mundo, es una epopeya imposible para nosotros simples humanitos. Y remarcando que esa utópica comprensión de la completitud, incluiría la comprensión de las personas, la epopeya resulta aún más lejana.
Me paro en la silla y grito: "queridos y escasos lectores, imposible será entender completamente al otro"
pero lejos de que esto sea una tragedia, me adelanto en la caminata mirando el piso, levanto la vista, y les digo, sin grandilocuencia pero con mueca de buenas noticias:
no es imprescindible entender,
solo con poseer la capacidad de soportar no entender
el mundo sería un lugar más habitable
y los vínculos fluirían por ríos más calmos y armónicos.

Imposible será tener la infinita comprensión, del otro y de todas las cosas.
El respeto por las diferencias, no solo incluye la aceptación de que el otro elija degustar distintos sabores, ese respeto también incluye la aceptación de nuestra carencia de comprensión infinita, que además y por sobre todas las cosas: no es más que una obviedad.


FAB / Bs As.. 30.ene.2018